Desde las percianas del destino...
Mis sentires viven…!
Mis sentires viven,
en cada verso escrito,
en los poemas que “sólo son palabras”;
viven en las letras de tu nombre;
forman parte de mis sueños y recuerdos
VIVEN…!
Latiendo en mi pecho… suaves…
con ritmo de estrellas fugases.
Acarician mi alma con dulzuras,
desnudan sus rincones y riberas…
Mis sentires aprendieron a volar
posadas sobre tus tibias alas,
con canciones de fantasía
en cada poema que te nombra…
saborean cada gesto… cada guiño…
y gozan con mil detalles tuyos;
con la más minúscula expresión de cariño,
en las noches… escuchan tus pisadas
y expectantes esperan tu saludo.
Mis sentires, a veces, sueñan que volverás…
…como ves,
mis sentires viven en ti… aún sin ti…
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Dejos de eternidad...
Este amor vive latente,
tatuado en nuestras vidas;
el silencio le alimenta,
y crece en las ausencias...
Tiene aristas imposibles de borrar,
que son huellas indelebles de emoción;
concordancia de matices en el alma...
Este amor que nos deleita,
lleva el sello de un eterno deambular,
renovando las promesas
y poblando los latidos
con sonidos de ilusión...
Este amor es terciopelo,
brinda paz... brinda consuelo,
guarda el eco de suspiros
que exhalan en las noches
las gardenias de mi amor...
Vive latente en tu pecho
y en el mío,
con dejos de eternidad...
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Estamos...
Desde este sitio del silencio y del ensueño,
ya a solas en mi cuarto de hotel…
hoy comprendí que aunque lejos, siempre
estamos...
Tú en mis recuerdos... latiéndome constante,
yo, entre estos versos batiendo en pulsiones distantes,
eterna amalgama de palabras-sentires-pasión!
Desde esta noche de aplausos solitarios, sin ecos,
te llamo quedo en mis adentros y siento que
estamos...
Tú, en las miradas encendidas que me abarcan,
yo, en el brillo de la única mirada ausente.
Marea de flujo y reflujo que nos habita presente,
desde este deseo trunco en mis manos frías,
hasta el latir acelerado de vagos efluvios.
estamos...
Callados, constantes, perpetuos,
yo en tu silencio, tú en mis palabras presentes,
ensoñación de instantes que mucho me habitan,
hoy siento caprichosamente, que siempre
estamos...
Tú, en las añoranzas de cada suspiro que es vida,
yo, en la certidumbre de lo que un día fue...
dialogamos… nos amamos… escribimos…
todo siempre estará recordándome que
estamos…
Es la palabra encantada que repito,
en cada verso, en el recuerdo, en mi mente,
en mi almohada que nunca olvidó tu aroma, y
siempre repite en mis callares: descansa porque
estamos...
Unidos sin estar, unidos hasta la eternidad,
en mi alma, que siempre espera por ti,
en tu alma que nunca dejó de latir...
y en las páginas celestes de nuestro libro,
siempre, estamos...
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